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martes, 28 de mayo de 2013

Invita a un café al siguiente desconocido que lo necesite

Publicado en http://www.abc.es/sociedad el día 28/05/2013

España importa la tradición del Nápoles del siglo XVII de tomar una taza caliente y abonar la consumición para el anónimo necesitado que llegue tras él. Es un acto altruista al que se adhirió primero la clientela de «El Comercial» de Madrid

Si los científicos aseguran que sonreír alarga la vida, entonces las tazas de café servidas en Glorieta de Bilbao, número 7 de Madrid, el legendario «Café Comercial» de la capital, tienen auténticas propiedades curativas. Este establecimiento fue el primero en España en adherirse a la red de «cafés pendientes», «cafés a la espera», y a la postre, cafés que irradian solidaridad por los cuatro costados.
Para entender la iniciativa hay que remontarse al Nápoles del siglo XVII, al barrio obrero de Sanita donde anidaba la pobreza sin consideración, y hay que recalar en los versos del escritor italianoLuciano de Crescenzo, o los del británico William Shakespeare. Es del segundo la frase henchida de sabiduría de que «sufrimos demasiado por lo poco que nos falta y gozamos poco por lo mucho que tenemos»; obra en poder del primero la explicación literaria de cómo nació el gesto del «caffè sospeso». Cuenta el eximio ensayista cómo «en Nápoles, cuando alguien estaba feliz después de que algo bueno hubiese pasado, en lugar de pagar un café, pagaba dos, el suyo y el del siguiente, dejando sobre la mesa el dinero para el próximo cliente». Así llegaba un indigente, un vagabundo o una persona simplemente con necesidades y tenía algo caliente que llevarse al estómago. Sonreía. De algún modo, relataba De Crescenzo, «era como la compra de un café a la humanidad».
Y esta iniciativa consiste en, sencillamente, esa seña: llegar, tomar algo y no pagar solo tu consumición, sino dejar «pendiente» abonada la del necesitado venidero que no podría permitírselo. Es una cadena de consumiciones de café. O de lo que se quiere, porque la práctica ha recibido innovaciones y se pagan entradas para un espectáculo, o incluso, bocadillos y tapas «pendientes».

«El Comercial», generaciones de humanidad

Al otro lado de la barra, cuatro siglos después de aquel Nápoles puerto del Mediterráneo, también se «sirve» ese café solidario, y algunos, comoTeresa Sánchez, Fernando o Andrés Jiménez, encargada ella desde hace 25 años en «El Comercial» del que son propietarios de cuarta generación los segundos, lo hacen con la misma fe en el ser humano. «Algún "loco", "loco bueno", ha llegado a venir al establecimiento y dejar 30 o 40 euros en "cafés pagados" para el necesitado que llegue y quiera tomar un café», cuenta a ABC.es de forma entrañable Teresa. 

¿Y no fomenta de algún modo la pillería? «Desde el otoño pasado, cuando pusimos en marcha la iniciativa porque a Fernando se lo comentó alguien, que eso existía ya en Italia y que se estaba fomentando en otros países, habremos servido unos 500, 600 cafés pendientes», detalla la encargada, lo que resulta a una media de dos «cafés a la espera» pagados como tónica diaria. «Pero siempre haymucha gente a la que le da vergüenza admitir que está pasando por una mala época. Me gustaría que viniese al "Comercial" aquella persona que necesita ese café, un vagabundo por ejemplo, para él es un bonito gesto. Pero no tiene por qué ser solo para el chico que reparte periódicos en la esquina y al que se lo servimos cada mañana, sino alguien que puede tener un trabajo muy modesto y que realmente ese día requiere tomar un café caliente», afirma compungida la veterana encargada de este mítico lugar en el bohemio Madrid, que un día en sus 125 años de historia también fue testigo de cómo los escritores de la Generación del 27 fiaban cafés hasta que podían pagarlos con la venta de sus artículos y novelas.
«Vamos apuntando los cafés pagados y a la espera de un consumidor. Ahora mismo no recuerdo si hay unos 80 o 90, pero los vamos apuntando en una pizarrita», añade Teresa. Se deduce de sus palabras «per se» que la acogida por parte de la clientela del local, de clase media y alta, ha sido «muy buena». «Máxime con los tiempos que toca vivir», afirma la encargada. Hay decenas de «pagadores de cafés con anticipación». En la misma puerta de la cafetería se advierte la iniciativa solidaria con una pizarra y un distintivo pegado al cristal de entrada que versa sobre el alumbramiento napolitano del café a la espera y su importación a nuestro país.
En efecto, en 2008 algunas cafeterías de Nápoles decidieron recuperar la hermosa tradición secular. Y se encargó de darles bombo una suerte de ONG llamada «Rete del Caffè Sospeso», que determinó que los 10 de diciembre se celebraría una efeméride particular: el día del «café a la espera». Y así fue cómo llegó también a nuestro país. La declaración del 10 de diciembre como Día del Caffè Sospeso llegó a oídos de Gonzalo Sapiña. 

Él es el responsable de la red «Cafés pendientes» que circula como un Ferrari por blogs y canales sociales como Facebook y Twitter(#cafespendientes). De las mismas experiencias y satisfacción por lo «bien hecho» hablan también las decenas de locales que en España se han volcado con esta medida altruista y que dejan sus impresiones y comentarios en la página web impulsada por Sapiña: http://cafespendientes.es. Este joven barcelonés, ducho en el mundo del marketing «on line», se ha volcado en promocionar algo tan valioso como la cooperación ciudadana y promociona la iniciativa para que todas las cafeterías y establecimientos pueden registrarse y dar alas a la generosidad de su parroquia. «Quise demostrar que ser solidario puede estar al alcance de muchos», asevera el promotor. En efecto, se puede forjar con un simple ademán.
Invita a un café al siguiente desconocido que lo necesite
Decenas de locales en España están adheridos a la causa filantrópica
Para informar tanto al local como a su clientela, Sapiña decidió dar un salto de calidad e incorporar un distintivo (en la imagen que acompaña) que habla por sí solo. El local se lo solicita en su página web, y él de inmediato «pinta» en un mapa el sitio adherido para que toda la población local lo ubique y sepa dónde ir a ceder su parcelita de solidaridad, le facilita la pegatina de que dentro se despachan cafés «pendientes» para el prójimo y, por fin, suma una nueva conquista a su plantel. El listado está abierto tanto en Facebook como en la página digital y se puede consultar en cada ciudad de España. Los hay ya en Asturias, La Coruña, Madrid, Barcelona, Granada, Salamanca, Tenerife... y la vez está dada.

Cómo un local, comedor social o banco de alimentos se puede sumar a la iniciativa:

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